Quienes sienten un profundo amor por los caballos se identificarán con las esculturas de Marcela Ganly. Sus animales de bronce están vivos, captados en su esencia por esta artista que se crió entre caballos, que los ha cuidado, adiestrado y amansado a través de la doma respetuosa y afectiva.
Nacida en 1970 en San José de Costa Rica, se introdujo en la escultura mientras estudiaba en Connecticut, USA. Una vez radicada en Buenos Aires, donde ejerce la medicina, perfeccionó la técnica de la cera perdida bajo la guía del maestro Antonio Pujía. En el 2006 se tomó un año sabático para dedicarle su tiempo y pasión a crear nuevas obras. Desde entonces siguió un nuevo camino en arte y dejo atrás la medicina. Sus obras se encuentran en colecciones de Argentina, Australia, Venezuela, Costa Rica, Méjico, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, España y los Emiratos Árabes.
Con dedicación y absoluta paciencia, Marcela Ganly realiza cada obra desde la figura inicial de cera hasta la terminación cincelada de las piezas fundidas. Así, en la eternidad del bronce quedan detenidos los animales en sus cuatro elementos: el aire de los ollares, el agua del cuerpo, la tierra de los cascos, el fuego de las crines. Cada escultura capta aquello que hace a cada caballo único y particular: su espíritu, su movimiento, su temperamento, su poderosa vitalidad.